miércoles, 9 de diciembre de 2009

JOSÉ LEANDRO MARTÍNEZ-CARDÓS RUIZ: "SIEMPRE QUE PUEDO VENGO A TOBARRA"


"José Leandro Martínez-Cardós Ruiz, es el Letrado Mayor del Consejo de Estado y practica una pasión desmedida por Tobarra, su cultura, su historia y su gente, aportando el poco tiempo del que dispone y sus muchos conocimientos, al municipio en el que nacieron sus antepasados. En la actualidad es el secretario y uno de los impulsores del Instituto de Estudios Tobarreños y ha sido el primer conferenciante, en el ciclo de presentación de la asociación cultural que pretende promover actos encaminados a preservar la cultura tobarreña.

¿Pese a que no nació en Tobarra, se siente tobarreño?
No podía ser de otra manera, nací en Madrid, pero mi madre y mis abuelos son tobarreños, y yo siempre he venido a la localidad en fechas señaladas, desde niño, y siempre he considerado que ser sólo de Madrid es como ser un desarraigado.

¿Usted debe tener muy poco tiempo para todo?
Yo soy una especie de pluriempleado que vive con pasión su profesión de abogado, ya sea como Letrado Mayor del Consejo de Estado, como director de la Escuela de Práctica Jurídica de la Universidad Complutense, o escribiendo artículos para publicaciones de ámbito jurídico o cultural, y apoyando las iniciativas que surgen en nuestro pueblo.

¿Cómo surge el Instituto de Estudios Tobarreños?
Tratábamos de consolidar el Museo del Tambor a través de una Asociación de amigos en la época en la que José María Hurtado dejó de ser su director, hecho que le dejó algo marcado y con cierto desánimo, aunque enseguida se sobrepuso y dijo que debíamos tratar de fomentar la cultura de Tobarra, y que eso pasaba por intentar publicar una revista como la desaparecida Revista de Estudios Tobarreña. En esas primeras conversaciones le indiqué que el esfuerzo económico para mantener una publicación independiente era muy grande, y que no era fácil conseguir esas cantidades de manera individual, sin contar con el soporte de una asociación, por eso decidimos crear el Instituto, como asociación cultural no vinculada a ningún organismo público ni privado, que nos permitiera emprender una aventura de difusión cultural.

¿La publicación de una revista es el mayor objetivo?
Sí, y de hecho registramos el nombre de los Cuadernos de Estudios Tobarreños (ya tenemos material para publicar varios), pero José María Hurtado hizo algunas gestiones para la financiación que al final no dieron resultado y por eso pensamos en algo más barato, para dar a conocer la iniciativa y esperar momentos mejores. Por eso nació el ciclo de conferencias, porque es una manera barata de dar a conocer el Instituto de Estudios Tobarreños, una asociación privada y cultural que pretende promover actos de toda índole para preservar la cultura de Tobarra.

¿El ciclo de conferencias lo inauguró usted con un tema original, especialmente por lo de la Aviación en nuestra localidad?
Como fui quien aportó la idea del ciclo, Josemari (José María Hurtado), me cogió ‘aquí te pillo, aquí te mato’, para que fuese quien diera la primera conferencia y, aunque son muchos los trabajos que tengo hechos sobre Tobarra, una de las últimas hace referencia a la aviación y especialmente a los accidentes de aviación en nuestra localidad, que para el Ejército del Aire es un punto maldito.

¿Cómo conoce ese tema, hasta ahora tan desconocido en la localidad de Tobarra?
Resulta que fui fiscal aéreo en los años ochenta, y el teniente general Emiliano Barallano, al referirle que iba a viajar a Tobarra, que era mi pueblo, me dijo que el nombre era maldito para la aviación por los muchos accidente que se habían producido en nuestro término municipal, especialmente entre 1917 y 1950, cuando los aviones tenían hélices. Otra persona, Rafael Madariaga, del Instituto de Cultura Aeronáutica, también me dijo que el nombre de Tobarra era aciago en la historia de la aeronáutica militar. Ese fue el punto de partida para empezar a indagar por mi cuenta y pude comprobar que en el archivo general del Aire, hay una relación relativa a Tobarra que en su día se trataba como asuntos reservados: el primer accidente se produjo en 1917 en el término, y en esa zona que va desde el Apedreao, Los Mardos y la carretera de Ontur hasta Sierra hubo accidentes en 1926, dos en 1928, en 1931 y en 1933, con pérdida de aparatos, y el más grave, el del 18 de enero de 1950 en el que murieron 16 personas. Ese fue el accidente más grave de la aviación militar española durante muchos años. El que se produjeran esos accidentes, parece tener su explicación en que esa zona es una hondonada en la que puede haber ciertas turbulencias que hacían muy difícil la navegación a los aviones con hélices.

Es un tema realmente interesante. ¿Y el del tren?
Hablé sobre el proyecto de construcción del ferrocarril, que inicialmente contó con tres proyectos: uno que transcurría por la actual autovía; otro que impulsaban desde Murcia, que no pasaba por nuestro pueblo, entre Almansa, Jumilla, Yecla y Murcia ; y un tercero que es el que se ejecutó y para el que se realizaron, por parte del ingeniero que defendía el primer trazado, diversas advertencias, la principal, que no debía ir por la zona de El Raso porque las aguas que bajasen por la sierra de Abenuj crearían riadas, como así ha sido.

¿Cómo ha visto la evolución de Tobarra desde la distancia relativa?
Ahora no vivo Tobarra desde la distancia, ya que acudo casi todos los meses, aunque no sea nada más que para dar una vuelta; pero veo que ha pasado de ser una población rural a ser una pequeña ciudad de servicios. Otra transformación es que la cultural hortelana está e[...]"


Fuente: G. González, La Tribuna de Albacete Digital

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